• José María Hernández reclamará hoy a la Diputación de Burgos que «no vuelvan a coincidir la fiesta de la Vendimia del Arlanza con la Feria de la Cebolla de Palenzuela» • Miles de personas degustaron ayer este producto.

«Es fundamental que no compitamos entre nosotros mismos. Aunque haya un límite provincial de por medio, se trata de la misma comarca y no podemos competir en cuestión de recursos agroalimentarios. Mañana mismo (por hoy) pediré al presidente de la Diputación de Burgos y a la Denominación de Origen que hagamos lo posible para que esto no se repita», anunció ayer José María Hernández.

Lo hizo minutos antes de comprobar él mismo la exquisita simbiosis que se ha establecido entre ambas provincias, degustando un canapé de morcilla burgalesa elaborada con cebolla de la localidad palentina. Una interrelación que también se establece con el vino, ya que Palenzuela pertenece a la DO del Arlanza (ayer participaba en la muestra local la bodega Pagos de Negredo, con viñedos en el municipio).

«Aquí hay mucha gente de Burgos y nos consta que en la Fiesta de la Vendimia también hay palentinos. De hecho, hasta allí se han desplazado dos diputados nuestros», destacó José María Hernández. A su lado, representantes de la Cofradía de la Morcilla de Burgos reconocían la conveniencia de que ambos productos continúen unidos.

Pasara lo que pasase en el lado burgalés de la comarca, lo cierto es que Palenzuela se vio invadida ayer por miles de visitantes procedentes de toda Castilla y León, Cantabria e, incluso, Asturias, según destacó la alcaldesa, Sara Esteban. «Es una feria plenamente consolidada, tal y como muestra la gran cantidad de gente que ha venido hasta aquí», añadía, señalando a una calle abarrotada por las largas colas que se formaban ante los canapés.

Las 8.000 raciones de platos elaborados con cebolla autóctona, (unas 5.000 elaboradas por las asociaciones de las Amas de Casa y de los jubilados del municipio, y el resto a base de morcilla, según los datos ofrecidos por el Consistorio) se quedaron cortas ante la avidez de un público que, además de comer, también compró productos de la huerta, pastas artesanas, pan de cebolla, vino e, incluso, marisco del cocedero de la localidad.

MARCA DE GARANTÍA. Y es que el objetivo no era otro que disfrutar, promocionar los productos locales y, sobre todo, respaldar a los productores. «Estoy contento de poder contribuir a promocionar la cebolla de Palenzuela, porque aquí se aúnan la buena gente, los buenos productos y un extraordinario patrimonio del que disfrutar», indicó el delegado territorial de la Junta, Luis Domingo González.

Pasada la octava edición, el reto para la próxima feria de la Cebolla de Palenzuela es contar con el respaldo de una marca de calidad. «En la actualidad está pendiente de que el reglamento de uso sea revisado por los productores, luego deberá ser aprobada por la Junta», explicó la alcaldesa.

Por lo pronto, la cebolla volvió a demostrar que su calidad no necesita más garantías que la del paladar. Los tres millones de kilos producidos este año parecían volar ayer en las bolsas de los compradores.

Fuente: Diario Palentino